Una tendencia muy extendida en los hogares y en la decoración de interiores, en los últimos tiempos, es la del minimalismo. Se trata de un estilo que procede directamente del mundo del arte, de diferentes épocas vanguardistas, y es una consecuencia directa de la exageración y el exceso de información al que nos vemos sometidos día a día, en numerosos aspectos de nuestra vida, sobre todo desde los años 80 del siglo XX.
El minimalismo propugna eliminar todo lo superfluo para quedarnos con la esencia, buscando más allá del bombardeo de formas: colores planos, líneas rectas, estructuras bien definidas, formas sencillas. No hay que caer en el error de pensar que el minimalismo es únicamente una forma de ahorrar en complementos; se trata de un estilo propio, definido con sus características, que bien llevado no tiene nada que envidiar a un hogar con tendencias decorativas más clásicas.
Los colores que se utilizan, como hemos comentado, suelen ser neutros. Las formas geométricas sencillas imperan en esta clase de decoración. En líneas generales, se busca con ello conseguir una sensación de bienestar y serenidad; un espacio que la vista pueda recorrer sin cansarse y sin someterse a excesos. En el caso del dormitorio, este toque es muy importante, puesto que la relajación y la tranquilidad son, sin duda alguna, los aspectos que buscamos a la hora de decidirnos por su disposición.
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