Cómo
Transformar La Sala de Estudios en Un Espacio Equilibrado, Agradable y Moderno
No
cabe duda que la sala de estudios es un espacio que no todas las casas lo
tienen, y si existe, siempre es el lugar más pequeño, con poca luz y con poca
conexión al resto de nuestro hogar. En momentos donde el sol comienza a
esconderse, llega el invierno, y con ello la época de estudios y también de
trabajo en casa, es importante tomar en cuenta a este lugar, y buscar formas de
revitalizarlo para que no sea nunca más “la pieza chica” de nuestra casa.
Una
manera de ayudar a darle importancia a esta pieza es ordenarla. Ceresita
recomienda comprar muebles que vayan acorde con el espacio, que sean cómodos,
ergonómicos y que dejen aire para que las personas no se sientan agobiadas por
ellos. Si desea equilibrio, el Feng Shui dicta que es necesario separar el
espacio de estudio o trabajo, con el espacio para dormir, para llevar de mejor
manera nuestra vida, que muchas veces se caracteriza por ser rápida,
competitiva y muy exigente.
Si
la luminosidad natural no es la necesaria, píntela con colores claros y neutros
que ayuden a la refracción del sol y que además vayan en relación al resto de
la casa y que, además, sean del gusto de la familia, para que con ello todos
los habitantes del hogar se sientan identificados y cómodos con el espacio.
Para
lograr este objetivo, Ceresita recomienda recurrir tonos como el amarillo, que
a su vez también nos impulsa a querer hacer más cosas y por sobre todo enaltece
la luminosidad en lugares que carecen de esta.
Para
eso existe el amarillo N° 7140W- Chaste White, el cual capta la luz del
exterior a nuestro hogar. En caso que la luminosidad sea generosa, tonos fríos
y tranquilos como lo es el turquesa N° 7122 Water Dance, permite encontrar el equilibrio
en los momentos de estudio, ya que aumenta el poder de concentración por
periodos más prolongados.
Nueva vida para la sala de estudios
Una forma audaz y sumamente atrayente para transformar
la sala de estudios es pintarla con una nueva tendencia llamada 60/30/10, que significa
aplicar tres colores complementarios en el espacio, mediante porcentajes. Para
esto, hay que seleccionar los tonos que
se usarán y distribuirlos bajo ese concepto:
60% para el dominante en paredes principales, 30% para el tono secundario
(que puede ser a nivel de detalles como cortinas u otra pared más pequeña) y un
10% orientado a decoración, como cojines, muebles o cuadros.
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