Un excéntrico habitante de Las Vegas, no podía ser en otro lugar, quiso rendir merecido culto a su serie favorita, Los Simpsons, y no encontró mejor forma que construyendo su propio templo, a imagen y semejanza de la casa original de dibujos animados. Metro a metro, objeto a objeto. Independientemente de la gracia para animarnos y comenzar el día con una sonrisa, este es un claro ejemplo de un gravísimo error a la hora de la elección de los colores, pero que importa si puedo ocupar el lugar de Homero en el sofá para ver la televisión. Todo un sueño.
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